Por: Arístides Ramírez
Parece un tema nuevo en el entorno organizacional, pero fue en 1984 cuando la Organización Internacional del Trabajo (OIT) identificó y reportó la existencia de factores de riesgo psicosocial en los entornos laborales, tuvieron que pasar 35 para que en México se tomaran cartas en el asunto, hoy sabemos que, a partir del mes de octubre de 2019, todos los centros de trabajo deberán de tomar acciones para identificación, prevención y control de estos riesgos psicosociales.
Aun cuando la entrada en vigor de la NOM-035-STPS-2018 es inminente, las noticias acerca de este tema apenas comienzan a circular y es curioso leer el escepticismo de los comentarios en redes sociales con el que la fuerza laboral está tomando este tema. Teniendo como eje central la creencia de que a las empresas no les importa en lo más mínimo el bienestar de sus colaboradores.
Por otra parte, platicando con empresarios y ejecutivos responsables de recursos humanos, existen dos visiones, una que por tratarse de una iniciativa que viene del sexenio anterior, no tendrá seguimiento y se convertirá en letra muerta, la segunda, que se convertirá en una serie de requisitos burocráticos que mas que impactar en las personas, será un costo adicional a las organizaciones.
Pero vayamos más allá, al origen y espíritu de esta iniciativa para poder generar una conciencia cultural que permita integrar tanto la visión del bienestar de los trabajadores como la del fortalecimiento de las organizaciones.
Seamos conscientes que todas aquellas conductas con cualquier nivel de violencia o agresividad provocan un deterioro en la salud física, psíquica y emocional de todos los trabajadores que están expuestos a ambientes de trabajos con estas malas prácticas que se pueden dar en cualquier posición jerárquica, área, departamento o divisiones de las empresas.
Cuando no se detecta un ambiente de trabajo sano, las relaciones entre colaboradores en todos los niveles de las empresas se desgastan y provocan un ambiente tóxico, manifestándose dolencias, malestares, enfermedades o alteraciones nerviosas adquiridas evidentes como resultado de la exposición a eventos violentos por periodos muy prolongados, intensos, constantes y que van agravándose gradualmente.
Si no se atiende a tiempo o se identifican estos factores de riesgo psicosocial en los trabajadores es evidente que se tendrá un impacto en el ausentismo, incremento en las incapacidades temporales o permanentes, así como en los accidentes de trabajo.
Afectando de igual forma al clima organizacional, las relaciones humanas, baja la productividad, la calidad y la creatividad, el rendimiento de la operación, se afecta la imagen de la empresa y disminuye la motivación en los trabajadores.
Las consecuencias son reales y afectan directamente a condiciones emocionales (nerviosismo, confusión, depresión, trastornos del sueño, etc.), condiciones psicológicas (olvidos, bloqueos mentales, incapacidad para tomar decisiones, falta de control, etc.) y también consecuencias físicas (colitis, hipertensión, trastornos musculares, trastornos dermatológicos, etc.)
Hoy tenemos una oportunidad real de generar cambios profundos en nuestras culturas organizacionales, elevar el bienestar de las personas y fortalecer nuestra productividad. Por eso considero que la sensibilización sobre este tema de los lideres a todos los niveles es el eje principal que nos podría hacer cambiar la cultura del trabajo en México.
Acerca del Autor: Arístides Ramírez es Socio Director de ARIVA
Consultores y titular del entrenamiento “Oportunidades y obligatoriedad de la
NOM-035-STPS-2018”, Contador Público egresado de la EBC; posgraduado en
impuestos y análisis tributario, especialista en gestión de recursos humanos para
el desarrollo organizacional. Cuenta con experiencia de 25 años como consultor
profesional en desarrollo de negocios.
Conoce los alcances y fechas del próximo entrenamiento en: http://bit.ly/TallerNOM035
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