Por: Valeria Harrell
Desde hace algunos años el mundo laboral ha tenido grandes y diferentes cambios en temas que van desde la productividad, trabajo por objetivos, hasta horarios más flexibles en sus jornadas diarias. Con mayor frecuencia se permiten trabajos desde casa o home office; también, los espacios físicos han sufrido modificaciones, hoy podemos disfrutar de espacios colaborativos con instalaciones más relajadas y que transmiten inspiración, motivación y toda una cultura de bienestar o wellness.
Pero no solo se ha transformado la productividad laboral, también la imagen personal ejecutiva ha sufrido cambios importantes y con ello, la manera de cómo somos percibidos por los demás.
Algunas empresas han cambiado su imagen corporativa por una más relajada que va desde hacer modificaciones sutiles en su logotipo usando colores corporativos que transmiten pureza, energía, experiencia u honestidad, hasta implementar códigos de vestimenta con una visión más relajada; sin perder los valores institucionales. Sin embargo, no debemos perder de vista que todavía existen reglas de etiqueta laboral que siguen vigentes.
El código casual ejecutivo es uno de los favoritos por muchas instituciones para ser implementado hoy en día, ya no es de uso exclusivo para los “viernes casuales”, ahora se ha adoptado para toda la semana.
Vestir casual para el trabajo es vestir profesionalmente cómodo, pero sin perder la formalidad del ambiente o lugar de trabajo. El que vistamos casual no significa que podamos usar prendas o accesorios que saquen de contexto nuestra imagen con respecto al lugar laboral.
Quiero darte algunas recomendaciones sí decides adoptar este estilo de vestir, y que la mayoría de las personas no pone atención a la hora de arreglarse, porque, aunque sea un modo relajado, existen 5 claves fundamentales para destacar tu imagen ejecutiva:
1. Respeta la forma que dibuja tu cuerpo. No olvides que para proyectar una buena imagen de ti mismo es necesario que el punto de partida sea el equilibrio visual entre las prendas que uses. Si hay más volumen en tu abdomen y no quieres que lo noten, utiliza colores oscuros en esa zona, si tienes hombros y espalda amplia usa pantalones de corte recto para distribuir visualmente el volumen de esa prenda con respecto a tus hombros.
2. Acepta tu edad. Bien, aquí tenemos que ser honestos, existen muchas personas que, al llegar a determinada edad, cambian su forma de vestir por una que los hace lucir mucho mayores, o, por el contrario, se van quitando años a través de la ropa, algunos incluso, actúan de una manera que ya no les viene bien. Esto no tiene que suceder, al aceptar tu edad, estas envejeciendo con clase, con madurez, la sensualidad natural propia de tu edad se acentúa y entonces proyectas una imagen con experiencia. Estoy segura de que no es cuestión de quitarte o ponerte años, es cuestión de lucir una imagen ordenada y elegante de acuerdo a tu edad.
3. Prendas a la medida. Insisto, todas las prendas deben ser a la medida de nuestro cuerpo, sin importar la talla, es decir, ni muy ajustadas que salgan esos gorditos, ni muy grandes que te hagan lucir pequeño dentro de la prenda en cuestión, por ejemplo: camisas demasiado casuales sin estructura y con hombros caídos, pliegues y bolsas que se forman cuando metes la blusa dentro de la falda, pretinas que se arrugan cuando ajustas el cinturón, corbatas que llegan por debajo del cinturón, el largo excesivo de las mangas del blazer. Todos estos detalles no son precisamente de alguien que cause una buena impresión porque su imagen luce desaliñada.
4. Vístete para tu puesto actual o para el puesto que deseas. Inconscientemente una buena imagen elegante, profesional y con personalidad siempre es muy tomada en cuenta, aún en aquellos ambientes donde los códigos de vestimenta no están bien definidos. Si aspiras a tener una mejor posición dentro de la empresa donde laboras entonces, proyéctate como si ya hubieras recibido ese ascenso. O bien, si ya tienes el puesto de tus sueños, entonces que haz que se note. Y si tienes un estilo romántico, tradicional o incluso sensual está súper bien, sólo te recomiendo que no lo lleves por completo al trabajo, hay ciertos detalles que te harán mantener tu estilo que tanto te gusta sin perder la formalidad del ambiente laboral.
5. Combinación de colores. Como lo mencionamos en el primer punto, el equilibro visual en lo que llevas puesto, es fundamental para una buena imagen; no solo en los estampados de las prendas, también en el color, su tono y las infinitas combinaciones que puedes crear. En lo personal me encanta llegar a esta etapa porque es cuando las personas expresan su personalidad y su estilo a través de sus colores favoritos. Sin embargo, para algunas personas les resulta complicado hacer combinaciones a la hora de arreglarse:
Podemos comenzar con aquellos colores que combinan con todo (en todas sus tonalidades) que son la base para ir agregando un toque de color personalizado, por ejemplo:
Colores neutros: negro, azul marino, gris, café.
Colores básicos: blanco, beige, marfil, caqui.
Puedes empezar por usar:
1 color neutro + 1 color preferido (rosa, azul, verde, rojo, etc.)
O bien, 1 color básico + 1 color neutro + 1 color preferido
Informarte y buscar ayuda para que conozcas que es lo que te queda mejor no tiene nada de malo, ¡déjate asesorar! y mejor aún, deja de pensar que vestirse bien es algo superficial, porque no lo es.
Acerca de la autora: Valeria Harrell es consultora de imagen ejecutiva especialista en protocolos ejecutivos y en guiar a las personas en la proyección profesional de una manera humana y responsable. Está convencida de que la moda debe usarse como inspiración personal y no como una imposición social. Te ayudará a cambiar tu visión sobre la imagen profesional y sobre los hábitos de compra.
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