¿Cuántas veces has dicho Sí, cuando realmente querías decir No?
Por: Arístides Ramírez – Consultor profesional en desarrollo de negocios y estrategias organizacionales.
Todos los días, mientras realizamos alguna actividad específica que requiere de nuestra total atención y concentración podemos tener una certeza absoluta: sufriremos interrupciones y tendremos que desviar nuestra atención, por lo menos, un par de minutos.
¿Qué es un par de minutos? Parecen pocos, pero si los sumas al tiempo que tendremos que invertir para alcanzar nuevamente el estado de atención que ya teníamos antes de ser interrumpidos, esos minutos se convierten en horas.
Para que te des una idea: Hace algunos años, IBOPE publicó una estadística que mencionaba que, durante nuestra jornada laboral, somos interrumpidos cada 7 minutos aproximadamente; es decir, que en una hora podemos ser interrumpidos hasta 8 veces. Entre las distracciones que desvían nuestra atención y nos llevan a posponer varias actividades se encuentran notificaciones correo electrónico o redes sociales, mensajes de WhatsApp, llamadas telefónicas, comentarios, preguntas, juntas sorpresa y visitas inesperadas, entre otros.

Peter Drucker, uno de los grandes maestros del management decía: “El tiempo es el recurso más escaso y a menos que sea administrado, nada más puede administrarse”. Queda claro que todos los seres humanos disponemos únicamente de 24 horas al día; situación que ni siquiera Jeff Bezos ha podido superar aún siendo fundador de Amazon, el hombre más rico del mundo por su fortuna de 99,800 millones de dólares y con acceso a las más avanzadas tecnologías.
Al buscar en Google “administración del tiempo”, se obtienen 669, 000 registros con estas palabras clave que relacionan libros, cursos, consejos, etcétera. Con este antecedente, resulta evidente que es necesario gestionar mejor nuestro tiempo.
El punto clave en la gestión del tiempo es que 50% de estas cadenas de distractores son propiciadas por nosotros mismos, ya sea por situaciones que no hemos resuelto completamente o que hemos aplazado dejándolas indefinidas. Por ejemplo: ¿Cuántas distracciones te generar las personas que te hablan o escriben buscando tu respuesta a una solicitud que no has respondido? ¿Cuánto tiempo te quitan las personas que tratan de venderte algo que sabes que no vas a comprar, pero a las que, por una supuesta cortesía, no has dado una respuesta definitiva? ¿Te suena conocido? De esta manera, todos los días se escurren los minutos de nuestras manos sin ser conscientes del impacto que esto nos ocasiona.

Por supuesto que esta mala gestión del tiempo tiene diversas soluciones y yo te presento la más sencilla de ellas: Aprende a decir NO de manera correcta. Para dar una negativa y que esta sea tomada como definitiva, se necesita tomar decisiones y ser consciente de ellas; tener argumentos y aportar soluciones efectivas.
Decir NO implica ser asertivos. Asertividad se refiere a decir lo correcto en el momento oportuno; para decir NO se requiere tener la confianza suficiente para dar la cara y presentar argumentos; eso no es posible si no creemos en nosotros mismos. Decir NO es una respuesta que puede parecer egoísta pero también muestra determinación.
Expresar un NO puede ser duro, pero podría ayudarte a optimizar tu tiempo y a respetar el de los demás. Piénsalo: Existe más valor en una persona que dice NO, que en aquella que lo acepta todo permitiendo que las personas abusen de su recurso más valioso.
No responses yet