Durante el último año y como consecuencia de los efectos de la pandemia por COVID-19, las empresas han enfrentado un escenario que puedo resumir con la siguiente frase. “Cuando creíamos tener todas las respuestas, nos cambiaron las preguntas”.
Desde hace 18 años mi actividad profesional está directamente vinculada al desarrollo de experiencias de aprendizaje para empresas, por lo cual es común para mí escuchar sobre los desafíos que enfrentan las organizaciones de cara a la búsqueda de los resultados y el óptimo desarrollo de sus colaboradores. Uno de los temas principales que normalmente surge como clave del desarrollo de las organizaciones, es precisamente el desarrollo de sus líderes, personajes que deben balancear el cumplimiento de los procesos que aseguran los resultados, pero sin descuidar el desarrollo del talento de los colaboradores.
Ante de poder responder a la pregunta: ¿De qué manera podemos actualizar y readaptar las habilidades de nuestros líderes? necesitamos identificar las situaciones y principales consideraciones que nos obligan a evolucionar como líderes.
Un complejo entorno multigeneracional. – Equipos de trabajo en donde se combinan hasta 4 generaciones hace necesario cambiar el concepto de «integración» del equipo, para que se transforme en una «reconfiguración» donde el enfoque en las diferencias permita compensar comportamientos y motivaciones.
Inadecuada gestión del error y evasión del conflicto. – En ocasiones bajo el equivocado concepto de que «la calidad es hacer las cosas bien y a la primera», buscamos minimizar los errores, limitando una fuente invaluable de creatividad que surge del error y de los propios conflictos. Necesitamos crear escenarios de riesgo controlado donde nuestros colaboradores puedan ponerse a prueba.
Redimensionamiento de habilidades cruciales «Sharp Skills». – Porque ya no podemos hablar de habilidades duras y blandas, la historia de los últimos años en las organizaciones nos ha demostrado que esas habilidades «blandas» en realidad son cruciales para que cualquier ejecutivo pueda gestionar de manera efectiva su trabajo y los resultados.
Acelerada transformación digital, desenfoque de prioridad «satisfacción de expectativas». – En ocasiones se confunde la automatización de procesos con la despersonalización de estos, recordemos que la revolución digital tiene como objetivo agilizar los procesos para poder centrarse en lo más importante del negocio, lo cual, se refiere a cumplir al 100% con las expectativas de nuestros clientes, no importa si estos son internos o externos.
Todo lo anterior y desde el ámbito de mi experiencia profesional, recomiendo 4 ejes para lograr la actualización y readaptación que requieren los líderes de hoy para enfrentar los desafíos de los próximos 5 años:
- Elevar y transmitir la conciencia del rol, es decir asegurar la correcta comprensión de las responsabilidades del líder, permitiendo un mayor entendimiento de los motivos detrás de la ejecución de las actividades laborales.
- Desarrollar la capacidad integral del líder, lo que representa la necesidad de ver los diferentes ángulos de una situación, sin centrarse únicamente en las necesidades individuales.
- Adoptar humildad epistémica, hay que reconocer que uno no es poseedor de la verdad absoluta y que para construir una realidad común será necesario reconocer las percepciones de nuestros colaboradores y contrapartes.
- Fortalecer el aprendizaje heutagógico, llevar al líder a una condición de formación continua y permanente, dotándolo de las condiciones que le permitan orientar su propio autodesarrollo y el crecimiento personal.
En conclusión, necesitamos líderes que trabajen de forma ágil, que sepan tomar decisiones de forma rápida, íntimamente comprometidos con su equipo y que se enfoquen en las soluciones y no únicamente en los problemas.
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